30 disparos por un saludo: la tragicomedia del triple crimen en la esquina
Triple crimen: tres vecinos conversaban en la calle y recibieron al menos 30 disparos. Una tragicomedia de la inseguridad que gana premios y titulares
Titular alternativo para quien busque optimismo: "Vecindario organiza festival de pirotecnia no autorizada". La realidad, menos festiva, fue que la tarde del lunes 6 de octubre la esquina donde vivían tres personas se convirtió en escenario de un triple crimen: sujetos dispararon al menos 30 veces contra quienes, según testigos, apenas conversaban en la vía pública.
Treinta. No es la cantidad de goles en un clásico interminable ni la lista de excusas de un funcionario público. Son balas. Balas que, en vez de resolver algo, solo resolvieron confirmar que nuestra agenda diaria incluye ahora: pagar impuestos, hacer fila en el banco y esquivar lluvia de plomo.
Los vecinos —esas criaturas que cuando todo va bien piden sal y cuando va mal piden justicia— cuentan que todo ocurrió en cuestión de segundos. Lo que no cuentan es qué parte del manual del buen vivir recomienda responder a una charla de esquina con una metralleta. A falta de un manual mejor, la calle optó por el exceso: 30 detonaciones, 3 vidas arrasadas, y suficiente eco para que los buzones de quejas municipales suenen como tambores de carnaval.
Mientras tanto, la burocracia local reacciona como siempre: con comunicados medidos, promesas para mañana y una iluminación LED para la plaza que, según el alcalde, "mejorará la percepción de seguridad". Percepción, claro; porque la realidad es demasiado cara y además no entra en el presupuesto del siguiente festival.
"Es un fenómeno de nuestra época: la conversaciofobia armada", declaró el Dr. Hipólito Balas, autoproclamado experto en violencia urbana y columnista del diario de la esquina. "Recomendamos llevar paraguas —no por la lluvia— sino por si vuelve la temporada de escopetazos. Además, el paraguas combina con casi todo".
Según una encuesta totalmente seria del inexistente Instituto Nacional de Lo Obvio, 72% de los triples crímenes ocurren mientras las víctimas deciden responder un saludo o comentar el clima. El 28% restante sucede porque alguien creyó que la vida real es una serie y necesitaba mejores efectos especiales.
Conclusión para el lector: podemos seguir esperando que las soluciones lleguen en forma de decretos, comités y anuncios con pantallas LED, o podemos empezar a exigir —con más fuerza que los tiros— acciones reales: policiales eficientes, control de armas y políticas sociales que no parezcan sacadas de un guion mal escrito. Entre tanto, la esquina sigue ahí, con su pavimento, sus veredas y ahora sus recuerdos. Y los vecinos, por si acaso, ya andan ensayando maneras más aburridas de saludar: un simple gesto, una inclinación de cabeza, o mejor aún, enviar un emoji.
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