Agente desaparecido en colegio: el caso del crustáceo espía y la ciencia de bolsillo
La directora denuncia la desaparición de un 'agente extraño' y el programa lo atribuye a un crustáceo en el pescado. Ciencia improvisada y humor institucional.

Titular provocador: ¡El agente secreto fue comido por un crustáceo! ¿O fue al revés?
Lead: En lo que parece la trama perdida de una telenovela escolar, la directora del plantel informó solemnemente la desaparición de un "agente extraño". La respuesta oficial del programa fue igualmente solemne: se trataría de un crustáceo adherido al pescado. No hubo análisis técnico, pero sí mucha seguridad en la conjetura, que es básicamente la nueva ciencia del momento: ciencia exprés para problemas con prisa.
La escena, descrita por testigos que prefirieron no dar nombres porque estaban ocupados comprando cátsup, presentó a la directora con mirada de pocas pulgas y un informe que, según fuentes no verificadas (y que jamás pidieron ver los resultados), mencionaba la palabra "agente" con el mismo dramatismo con el que uno anuncia que hay sal en la sopa.
Entre tanto, el programa responsable, con la serenidad de quien tiene una respuesta para todo —aunque sea inventada en el pasillo— aseguró que no había motivo para alarma: era un crustáceo adherido al pescado. Fin de la investigación, punto y coma, cierre de expediente. Porque si algo funciona en tiempos modernos es adjudicarle la culpa a la fauna marina y seguir como si nada.
Expertos imaginarios opinan: "No es la primera vez que un crustáceo toma un curso intensivo de camuflaje y se hace pasar por agente encubierto", declaró el Dr. Pulpo Ramírez, PhD en Crustáceos Conspirativos. "Según mis cálculos, que básicamente son intuición y memes, hay un 73,4% de probabilidades de que el crustáceo haya sido parte de un plan maestro para mejorar el menú del comedor escolar".
Consecuencias prácticas: Ninguna. Procedimientos formales: Cero. Análisis técnico: Inexistente. Moral de la historia: cuando no quieres investigar, inventas una especie marina culpable y todo vuelve a la normalidad. Así han aprendido a vivir varias instituciones: con conclusiones rápidas, diagnósticos por intuición y una pinza para sostener la dignidad mientras el expediente se archiva en el cajón de “cosas que ya se arreglarán solas”.
Estadística absurda (pero convincente): 8 de cada 10 crustáceos niegan haber sido agentes, y el décimo prefiere no opinar. Encuestas realizadas en redes sociales por el Instituto Internacional de Chismes no Verificados.
Cierre irónico: Queda pendiente saber si el "agente extraño" era humano, extraterrestre, un pez con ambiciones de espionaje o simplemente un filete con caracolas adheridas. Mientras tanto, la comunidad educativa recomienda dos medidas preventivas: revisar mejor los menús y contratar a un detective que sepa diferenciar entre un informante y un marisco. Porque en el mundo moderno, los misterios se resuelven a golpe de instinto, titulares dramáticos y explicaciones marinas.
Cita final ficticia para la posteridad: "Si vuelve a desaparecer algo, lo escondemos en la cazuela y listo: problema resuelto", concluyó una voz anónima que, según garantizó, trabaja en logística gastronómica y en teoría debería saber si los crustáceos hablan o sólo pican.
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