Balacera en chocolatada de Ascope: cuando el cacao vino con balas en Trujillo

En Ascope una chocolatada terminó en balacera: entre cacao, confeti y sirenas, un fallecido y varios heridos recuerdan que la violencia arruina hasta lo dulce.

Balacera en chocolatada de Ascope: cuando el cacao vino con balas en Trujillo

Ascope, Trujillo — Lo que debía ser una chocolatada para alegrar estómagos y corazones terminó convirtiéndose en un festival improvisado de sirenas, confeti y pólvora. Con profundo pesar confirmamos que hubo un fallecido y varios heridos; las condolencias y las preguntas quedan flotando entre vasos de cacao frío.

Imaginemos la escena: niños con gorros, madres repartiendo galletas y un animador tratando de explicar por qué Santa Claus no llega porque se escondió debajo de la mesa. Justo ahí, entre la cola para el segundo vaso y el intento de tomarse una foto familiar, alguien decidió cambiar las porras por disparos. Si la intención era animar la reunión, el manual de organización social claramente no incluía tiros como entretenimiento.

Los vecinos cuentan historias que suenan a película low-cost: testigos que huyeron dejando tazas, un puesto de venta de churros que milagrosamente quedó intacto y organizadores que, con la templanza de quien arregla un globo pinchado, aseguraron que todo había sido “un malentendido” antes de recordar que había heridos.

Mientras tanto, la policía llegó con la puntualidad de un invitado que siempre aparece cuando el pastel ya está acabado: suficiente para recoger pruebas, no tanto para evitar la tragedia. La alcaldía prometió investigar y emitir un comunicado emotivo que, según fuentes extraoficiales, incluirá la palabra "solidaridad" y una foto de un funcionario sujetando un vaso de chocolate.

Cita absurda y estadística útil para planificadores de fiestas: «Dr. Juan Pistola, catedrático en Seguridad Festiva», asegura que “mezclar cacao y balas reduce la vida útil de cualquier celebración en un 97%” y el Instituto Nacional de Estadísticas Imaginarias agrega que 1 de cada 500 chocolatadas termina con más sirenas que villancicos. Datos científicos, o algo parecido.

En serio: es una tragedia. Que una chocolatada —símbolo de calor humano— se convierta en escena de violencia nos recuerda que el problema no es el dulce, sino la costumbre de llevar armas a lugares donde lo único que debería explotar es la sonrisa. Que sirvan las condolencias y que, por favor, la próxima chocolatada tenga más detectores de idiotez que de metal.

P.D. Recomendación municipal aún no oficial: a partir de ahora, el protocolo incluye: control de armas, abrazos gratuitos y Wi‑Fi para que los asistentes suban videos antes de que alguien confunda la cámara con una pistola.

Publicado en: 19 de diciembre de 2025, 11:30

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