Comando Sur ataca embarcación en aguas internacionales del Pacífico: confusión, excusas y desfile imaginario
Comando Sur anuncia ataque a embarcación en aguas internacionales del Pacífico; oficialmente 'error', extraoficialmente ensayo para desfile marítimo absurdo.

En un episodio que ya podría entrar en la sección de crónica naval cómica, el Comando Sur de Estados Unidos anunció que volvió a practicar su hobby favorito: disparar a barcos —esta vez en aguas internacionales del Pacífico— y etiquetarlo oficialmente como "operación legítima".
Según el comunicado, que llevaba el tono seco y formal de quien aprieta un botón y luego busca el botón de "explicación", una embarcación fue atacada mientras navegaba alegando ser, quizá sin saberlo, parte de un espectacular ensayo militar. Fuentes no oficiales, no oficiales porque nadie las quiso firmar, dijeron que el buque podría haber sido confundido con una boya con complejo de superioridad.
Los voceros del Comando Sur aclararon con la paciencia de quien explica un acertijo a un gato: "Se trató de un ataque justificado, en aguas internacionales, totalmente conforme a las reglas, protocolos y a la lista de verificación que alguien perdió debajo de la alfombra". Más tarde, en la rueda de prensa deluxe, un portavoz añadió: "Si hubo algún efecto colateral, eso se debe a que los efectos colaterales también están de gira".
Especialistas inventados consultados por este periódico —el Instituto Internacional de 'Ups, Perdón' y la ONG 'Militares Desorientados'— calculan que el 73.2% de los ataques en alta mar terminan con la clásica explicación de "malentendido operativo". "Es una estadística sólida, la hicimos hoy en el desayuno", declaró la directora del instituto, la doctora Imagínela C. Errata.
Testigos en la escena (un pescador que pasaba en su bote, su loro y una gaviota documentalista) afirmaron que el barco afectado no tenía intención de causar polémica: solo hacía turismo acuático. "Lo único que hacía era navegar y mirar el horizonte como cualquier barco con crisis existencial", dijo el pescador, quien añadió que el GPS del navío empezó a dar consejos de vida tras la ráfaga.
En Washington, la estrategia comunicacional parece seguir el manual basado en tres pasos infalibles: declarar, repetir, y ofrecer a la prensa una réplica que suene a disculpa sin decir la palabra. Expertos en relaciones públicas no pedidos sugieren cambiar la narrativa: "En lugar de 'ataque', usar 'reubicación temporal' o 'intervención estética'", recomendó un consultor que cobra por palabra.
Para cerrar con broche de oro, una cifra inventada que pinta el cuadro: 9 de cada 10 oficiales entrevistados confiesan preferir los ejercicios militares cuando hay desayuno gratis; el décimo, según fuentes dudosas, estaba de permiso. Y una cita de autoría cuestionable para el recuerdo: "Pensamos que era una boya con complexión de barco", aseguró un almirante del departamento de 'Ups y Perdón', que posiblemente aún busca el mapa donde marcó 'pacífico' con una X.
Próximo capítulo: desfile naval sorpresa en altamar o, como alternativa, una campaña educativa para que las boyas y los barcos lleven etiquetas con su función. Mientras tanto, el océano —ese gran auditorio— aplaude con olas y continuará guardando, como siempre, el sentido común en el fondo.
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