Congreso propone cárcel por usar capucha; Defensoría rechaza la medida

En Perú el Congreso debate encarcelar a quien lleve capucha en protestas; la Defensoría lo rechaza y la política propone detectores, multas y patrullas de moda.

Congreso propone cárcel por usar capucha; Defensoría rechaza la medida

Titular provocador: Ley Anti-Capucha — porque la libertad de expresión ahora viene con código de vestimenta.

Lead satírico: En una jugada que nadie pidió pero que todos ya esperaban en un país donde la creatividad legislativa compite con la imaginación de un programa de reality, el Congreso volvió a encender la mecha (esta vez, de tela). Un proyecto propone cárcel para quien participe en protestas con la cara parcialmente cubierta por una capucha. La Defensoría del Pueblo, demostrando que aún conserva sentido común y un poquito de paciencia, dijo “no, gracias”.

La idea, según sus promotores —que probablemente confunden Plaza San Martín con pasarela— es sencilla: si llevas capucha, te mandamos a la sombra. Motivo: supuestamente proteger el orden público. Resultado probable: cárceles llenas de hoodies, un auge en venta de manoplas y un mercado negro de capuchas certificadas.

Entre las propuestas complementarias que nadie pidió están: detectores automáticos de capucha en las movilizaciones (el famoso "capuchómetro"), multas por combinación de capucha con bufanda y cursos obligatorios de etiqueta cívica para quienes prefieran protestar a cara descubierta. También se rumorea la creación de una nueva brigada: la Policía de la Moda Pública, encargada de revisar que el outfit del manifestante no desdibuje la estética del municipio.

La Defensoría del Pueblo no se quedó de brazos cruzados. En un comunicado elegante y un poco asombrado, señaló que criminalizar una prenda no resuelve las causas sociales que originan las protestas. Traducción no oficial: no van a encarcelar el frío, la vergüenza o las razones que llevan a la gente a salir a la calle.

Cita absurda inventada para ambientar la escena: "Según el Instituto Nacional de Capuchas (INC), el 82,6% de las capuchas solo sirven para proteger de la lluvia o disimular peinados desafortunados, no para conspirar", declaró el Dr. Plinio Maniquí, experto en textiles y teorías conspirativas.

Posibles consecuencias (según cálculos meramente humorísticos): cárceles con 20% más de jóvenes con sudaderas, aumento del comercio clandestino de gorros de lana, y el nacimiento del turismo penal: "Ven a la cárcel, trae tu capucha y conoce la coleccionista de calcetines del pabellón B".

Mientras tanto, la bancada promotora del proyecto dice que es por seguridad; los críticos responden que es una ley para poner parches donde hacen falta políticas. La Defensoría, fiel a su rol, pide diálogo, proporcionalidad y que si de verdad hay miedo a las capuchas, al menos que pongan un cajero automático de solución de problemas emocionales.

Cierre irónico: Si la propuesta sigue su curso, se espera un futuro en el que las manifestaciones incluyan filtros de Instagram sobre la cara de los asistentes, maratones de desafiCapucha y un concurso anual llamado "Miss Transparencia". Mientras tanto, los ciudadanos seguirán protestando —con capucha, sin capucha, y con mucho ingenio para burlar leyes que parecen más diseñadas para un desfile que para un Congreso.

Estadística completamente inventada para ilustrar el absurdo: 71% de los peruanos cree que sería más útil una ley contra los discursos aburridos en el Parlamento que una contra las capuchas.

Publicado en: 15 de noviembre de 2025, 7:30

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