Crisis presupuestaria en EE. UU.: senadores paralizan servicios esenciales y no esenciales

Crisis presupuestaria en EE. UU.: senadores no se ponen de acuerdo, dejan servicios esenciales y no esenciales sin dinero y al país con cara de '¿y ahora qué?'

Crisis presupuestaria en EE. UU.: senadores paralizan servicios esenciales y no esenciales

Titular satírico: El Congreso pone al país en modo «espera, reinseñor» y hasta el café se siente no esencial

Lead: En un acto de prestidigitación política digno de todo circo con asiento en el Senado, los republicanos y los demócratas decidieron ponerse de acuerdo... en no ponerse de acuerdo. Resultado: el Gobierno de EE. UU. practica el ayuno presupuestario y deja a servicios esenciales y no esenciales preguntándose si deben seguir cobrando la luz o compartir memes de luto institucional.

La escena es colorida: oficinas gubernamentales transformadas en salas de espera, funcionarios en fila para pedir permiso —con formulario que requiere su firma, huella digital y una moneda de tres centavos— y máquinas de café organizando huelgas espontáneas por considerar su trabajo «no esencial». Las ambulancias todavía pasan, pero ahora con luces de emergencia que hacen más drama; los parques nacionales siguen cerrados solo para que la naturaleza aprenda a valorar su independencia.

Los portavoces (o señores y señoras que aperturaron la boca y salieron con gusto a la prensa) se culpan mutuamente mientras muestran habilidad olímpica para eludir responsabilidades. Los republicanos dicen que no ceden; los demócratas dicen que no ceden; y el pueblo, con una paciencia joven y mal invertida, dice que nadie cede porque nadie recuerda dónde dejó la llave del acuerdo.

Experticia útil: «Esto no es un cierre, es una pausa técnica en la economía para que recarguemos el drama», declaró el autoreconocido Dr. Inocencio Fiasco, profesor honorario de Politiología Lúdica. «Recomiendo té, sudoku y ver documentales sobre puentes que aún funcionan», añadió sin ser consultado por nadie con autoridad.

Consecuencias inesperadas: museos que pasan a ofrecer tours virtuales de salas vacías (entrada gratis para reflexionar sobre el vacío), oficinas de permisos que empiezan a emitir certificados de «espera digna», y una estadística apócrifa pero muy informativa: 87% de los burócratas admiten confundir “esencial” con “esto puede esperar hasta fin de mes” —y el 100% confiesa que la palabra 'acuerdo' suena cada vez más a leyenda urbana.

En el Senado, las negociaciones parecieran una partida de Jenga con bloques etiquetados: defensa, salud, educación, subsidios para tazas de café. Cada vez que intentan mover un bloque, alguien grita «¡cuidado!», todos miran sus notas, consultan un manual de instrucciones escrito en 1787 y deciden que lo mejor es tomarse un receso para evacuar emociones.

La población observa con una mezcla de asombro y resignación. Algunos hacen memes, otros llenan formularios inútiles por deporte y unos pocos emprendedores venden kits de supervivencia para días sin acuerdos: velas, café instantáneo y un manual titulado «Cómo explicarle a tu abuela qué es un cierre de gobierno sin que llore».

Conclusión: mientras los líderes políticos perfeccionan el arte del desacuerdo, el país practica la espera colectiva como si fuera nuevo deporte nacional. Y así seguimos: con servicios esenciales y no esenciales en la misma hamaca, balanceándose al ritmo de votaciones que nadie entiende pero que todos pagamos. ¡Aplausos para el espectáculo, por favor!

Cita absurda final: «Si esto sigue, vamos a declarar esenciales a las papas fritas», anunció un vocero anónimo —posiblemente el cajero automático del Capitolio—, estadística respaldada por 0,01% de encuestados y 100% de sentido del humor requerido para sobrevivir.

Publicado en: 1 de octubre de 2025, 14:28

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