Estadio Miguel Grau Piura: obras paralizadas al 1.6% tras inspección de la Contraloría

La Contraloría inspecciona el Estadio Miguel Grau en Piura: obras detenidas desde noviembre con solo 1.6% de avance. Ciudadanos exigen respuestas (y asiento).

Estadio Miguel Grau Piura: obras paralizadas al 1.6% tras inspección de la Contraloría

Titular provocador: El Estadio Miguel Grau, convertido en monumento a la espera, logra el 1.6% de avance y un récord de paciencia ciudadana.

Lead satírico: Piura presentó anoche al mundo su nueva atracción turística: un estadio inmóvil. Tras el reclamo ciudadano, la Contraloría llegó con lupa, capas de inspector y una foto del calendario, y descubrió que las obras del Miguel Grau están paralizadas desde noviembre y han avanzado exactamente lo que progresa un cucurucho de helado al sol: 1.6%.

El árbol de la inacción: Los vecinos contaron que por las noches el estadio se dedica a practicar el noble arte del reposo. ‘‘Al inicio creímos que era una obra de performance contemporáneo’’, dijo doña Petronila, mientras ofrecía café a los inspectores. ‘‘Pero no, resulta que es solo una obra pública en modo hibernación’’. La Contraloría, con la seriedad que la caracteriza, apuntó en su libreta: ‘Obras paralizadas desde noviembre’. Punto y aparte. Punto y aparte otra vez.

Teatro del absurdo administrativo: En la inspección oficial se hallaron evidencias contundentes de productividad: un montón de planos con polvo, una pila de cascos que ahora sirven de maceteros y varias sillas plegables ocupadas por la burocracia local en modo stand-by. ‘‘No es que no quieran trabajar —explicó un inspector que pidió anonimato porque todavía cree en el contrato social—, es que la obra practica la filosofía zen: menos es más, pero en porcentaje’’. Eso explica el 1.6%.

Estadística surrealista (dato no oficial pero convincente): 98.4% del proyecto es actualmente patrimonio de las sombras, las palomas y los rumores; 0.0001% de probabilidades de terminar antes de que cambien dos gobiernos.

Consecuencias olímpicas: Los deportistas locales han empezado a entrenar en la modalidad olímpica de ‘‘esperar’’. El equipo juvenil de atletismo ha batido récords de paciencia, mientras que el equipo de fútbol entrena pases largos imaginarios hacia unas gradas que, por ahora, son meras promesas.

Cita absurda: ‘‘Si la obra avanzara al ritmo del 1.6% por día, podríamos inaugurar el estadio en el siglo XXII’’, bromeó el autodenominado experto en obras eternas, el Dr. Procrastino. ‘‘Pero si el estadio sigue así, al menos tendremos mucho tiempo para planear la ceremonia de apertura’’.

Conclusión irónica: La Contraloría hizo su parte: inspeccionó, fotografió y, probablemente, escribió un informe elegante que terminará en una caja de recuerdos. Los ciudadanos ganaron la confirmación de lo evidente y una historia más para contar en las reuniones: en Piura hay un estadio que no corre, no vuela, no avanza... pero sí inspira. Inspiración para memes, para protestas creativas y para inventar nuevas estadísticas que midan, con precisión científica, cuánto puede estancarse una obra pública.

Epílogo satírico: Mientras tanto, el Estadio Miguel Grau espera. Y los piuranos también. Sin prisa, con humor y con la esperanza de que algún día ese 1.6% decida hacer un poquito más de ejercicio.

Publicado en: 31 de diciembre de 2025, 12:10

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