FAO premia al IIAP por salvar la Amazonía: medallas, selfies y discursos ecológicos
La FAO reconoce al IIAP por proteger bosques, aguajales y turberas de la Amazonía peruana; ahora habrá medallas, discursos épicos y selfies con fauna orgullosa.
La Organización de la ONU que trae diplomas a los héroes verdes anunció lo inevitable: la FAO reconocerá al Instituto de Investigaciones de la Amazonía Peruana (IIAP) por su valeroso trabajo protegiendo bosques, aguajales y turberas. En otras palabras: alguien seguirá salvando la Amazonía mientras los políticos ensayan la pose triunfal frente al bambú.
El IIAP, esa sucursal de la ciencia pegada al Ministerio del Ambiente, recibió la noticia con la modestia típica de quien sabe que la selva siempre gana, pero aprecia un diploma bonito para la pared. Fuentes cercanas (un científico con botas embarradas, una hoja y un café frío) confirmaron que las turberas ya están pidiendo que les pongan su nombre en letras doradas.
Según el comunicado oficial, el reconocimiento es por “valioso trabajo científico y técnico”. Traducción no literal: los investigadores limpiaron, contaron, calcularon y explicaron cosas que suenan a hechizo para quienes deciden presupuesto, mientras la naturaleza tomó nota y aplaudió con hojas.
Como en toda ceremonia de salvación ambiental que se respete, los pasos siguientes incluyen: discursos épicos, fotos para Instagram con filtro “verde esperanza”, medallas que luego se usan para abrir sobres en eventos protocolares, y la inevitable carrera por ponerse la selfie con un jaguar (virtual, por supuesto). El Ministerio del Ambiente ya anunció que imprimirá el logo del reconocimiento en las tazas oficiales; fuentes extraoficiales aseguran que también habrá pegatinas para carros oficiales y un pin para la solapa.
La fauna local, por su parte, ha reaccionado con la dignidad que la caracteriza. Un portavoz no oficial de los aguajales—que pidió quedar en el anonimato por ser un charco muy pudoroso—dijo: “Al fin nos toman en cuenta. Exigimos alfombra roja y un pequeño escenario flotante para nuestras representaciones”. Más del 87.3% de las turberas emitió un sonoro burbujeo de aprobación (estudio no solicitado realizado por un artesano de cuentos locales).
“Este reconocimiento nos cae mejor que lluvia estacional”, afirmó irónicamente el Dr. Fulano de Hoja, supuesto experto en musgo y autoestima vegetal. “La ciencia hizo su trabajo; ahora veremos si el aplauso se convierte en políticas, presupuesto y, lo más moderno, en stickers en Telegram”.
Para celebrar, el IIAP planea actividades que incluyen: caminatas científicas con snacks de supervivencia, talleres para enseñar a las plantas a no hablar por WhatsApp y la inauguración simbólica de un “Museo de las Turberas” donde las fotos estarán tomadas desde ángulos muy favorecedores. La FAO, por su parte, promete enviar un trofeo con forma de hoja (edición limitada) y un certificado enmarcado para la pared del despacho ministerial.
Conclusión práctica: la selva sigue protegida, los investigadores siguen investigando y la burocracia sigue produciendo ceremonias tan necesarias como divertidas. Si alguien busca al reconocimiento para pegarlo en el curriculum, tomen nota: ahora viene con brillo, hashtags y, según fuentes confiables, una posibilidad remota de que lo use el mascotín del ministerio en el próximo desfile institucional.
Cita absurda del día: “El 99% de los árboles encuestados prefieren diplomas digitales; el 1% restante exige compost gratuito”, aseguró un analista forestal imaginario.
Estadística inventada para cerrar con estilo: 6 de cada 5 expertos recomiendan celebrar, aplaudir y plantar una palma. ¡Felicitaciones al IIAP! La Amazonía, de seguro, ya tiene su selfie lista.
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