Incendio, donativos y la comadre: la odisea filantrópica que nadie esperaba

Tras un voraz incendio que consumió cerca de 100 viviendas, una mujer dice haber recibido donativos 'para su comadre'. Sátira sobre la ayuda que se hizo humo.

Incendio, donativos y la comadre: la odisea filantrópica que nadie esperaba

¡DONATIVOS PARA LA COMADRE! — El incendio, las 100 casas y la caridad con GPS defectuoso

En el epicentro de lo trágico y lo ridículo se vivió una escena que solo podía pasar en un barrio con más corazón que orden: un voraz incendio devora cerca de 100 viviendas y, cuando la solidaridad se pone en fila, aparece la versión oficial que todo diario espera para hacer su columna dominical: "la mujer dijo que recibió los donativos para su comadre". Punto. Fin de la investigación. O inicio del sainete.

La comadre, figura que en nuestros barrios concentra confianza, recetas y, al parecer, responsabilidad logística, fue presentada por la mujer como la verdadera afectada. Y uno, creyente de las buenas intenciones, piensa: perfecto, la ayuda llegó a quien la necesita. Pero la imaginación popular ya había hecho sus malabares: ¿las cajas llegaron etiquetadas? ¿tenían GPS? ¿venían con instructivo "Cómo ser comadre 101"?

Mientras tanto, el vecindario aportó su dosis de mística: vecinos juraron haber visto donativos caminar solos hacia la casa de la comadre; otros afirmaron que las bolsas se convirtieron en ofrendas y terminaron en cevichería comunal. La versión oficial, sin embargo, nunca falla en su humildad: "los donativos eran para la comadre", dijo la mujer. Y el pueblo, que es sabio, entendió: cuando una comadre recibe, todo el mundo recibe… su imaginación.

Cita experta (totalmente oficial e inventada): "Según la Academia Peruana de Logística Familiar, 82% de los donativos se orientan naturalmente hacia la casa con mejor sazón", declaró la doctora ficticia Maruja Ñoquis, experta en rutas de cucharón.

Estadística absurda para cerrar con broche de humor: Encuesta relámpago del Instituto Nacional de Rumores indica que 9 de cada 10 donativos terminan en manos de alguien que dice "era para mi comadre". El décimo donativo, por su parte, aún está en camino —se detuvo a preguntar direcciones.

Moraleja (o chiste largo): cuando la calamidad necesita de solidaridad, la solidaridad llega —en formas, rutas y destinaciones que solo el barrio comprende—. Y si alguna vez duda de la eficacia de la ayuda, recuerde: en nuestro país la palabra "comadre" es sinónimo de confianza, carpeta logística y, a veces, GPS emocional.

Publicado en: 18 de octubre de 2025, 7:30

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