Jamaica declara 'zona catastrófica' tras el huracán Melissa: caos, cocos y reggae improvisado
Huracán Melissa azota Jamaica; primer ministro declara 'zona catastrófica'. Cocos desconcertados, turistas con casco y vendedores ofreciendo 'reggae gratis'.

TITULAR: Jamaica oficialmente en modo telenovela apocalíptica
Lead: Andrew Holness sube al escenario, levanta la mano y… declara a Jamaica “zona catastrófica”. Melissa, la estrella meteorológica que llegó con peinado de categoría 5 y ego huracanado, se calmó a 4 justo después de aterrizar en Westmoreland. Los locales, los turistas y, sobre todo, los cocos parecen estar en shock emocional.
La noticia oficial suena como parte informe técnico y parte libreto de película: "Hemos sido golpeados por un fenómeno intenso", anunció el primer ministro con la solemnidad de quien pide permiso para tomarse vacaciones. Mientras tanto, Melissa —ese huracán con más seguidores que algunos influencers— bajó un par de escalones en la escala Saffir–Simpson y subió directamente al podio del drama.
Escenas en Westmoreland: vendedores ofreciendo toallas como si fueran escudos antibalas, turistas tomando fotos para Instagram con el hashtag #MelissaMeBesó y cocos rodando por la playa en famosa procesión de escape. Se informó que el servicio nacional de primeros auxilios ya está en fase 2: repartir tellitos, arreglar sombrillas y ofrecer clases exprés de serenidad caribeña.
Datos absolutamente verídicos según el Instituto Nacional de Meteorología de la Imaginación (INMI): el 87% de las palmeras han considerado cambiar de carrera a influencer; el 62% de los cocos manifestó interés en recibir capacitación en primeros auxilios; y el 100% de las gaviotas está evaluando establecer un sindicato.
Cita de alto calibre (ficticia pero útil): “Declarar zona catastrófica es la manera oficial del país de decir ‘necesitamos ayuda… y también un brunch gratis’”, afirmó un vocero anónimo experto en protocolo y chistes malos.
Consecuencias prácticas: carreteras abrancho-bamba, antenas improvisadas transmitiendo reggae 24/7 para calmar ánimos, y autoridades organizando rondas de ayuda que incluyen: reparación de techos, distribución de vasos con agua y un curso intensivo de “cómo sonreír bajo la lluvia sin flequillo”.
En resumen: Jamaica lidia con Melissa con la misma mezcla que lidia con todo: una sonrisa, un ritmo, y una proclama oficial. Mientras los meteorólogos actualizan cifras y los cocoteros consultan sus agendas, la isla demuestra que incluso en modo catástrofe se puede encontrar material para un buen chiste y, por supuesto, para un concierto improvisado en la playa.
Estadística absurda final: 1 de cada 3 turistas creyó que la declaración de “zona catastrófica” incluía descuentos en cócteles. Los vendedores, previsores, ya imprimieron los flyers.
(Nota: cualquier similitud con la realidad es deliberada y se presenta con la solemnidad satírica que exige el momento.)
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