Johana y el iPad: el argentino aclara quién regaló el gadget tras la separación
El argentino asegura que fue Johana quien entregó el iPad a los menores tras la separación. Crónica satírica sobre gadgets, chismes y diplomacia digital.

Titular provocador: Johana, el iPad y la paz familiar que vino con cargador incluido
En una declaración que prometía claridad y acabó pareciendo el guion de una telenovela con Wi‑Fi, el argentino aclaró que fue la misma Johana quien entregó el iPad a los menores después de la separación. Sí, la confirmación oficial de que el dispositivo cambió de manos fue más emocionante que anotar el último gol del campeonato nacional.
La escena: un iPad, dos menores, y una separación que terminó en logística tecnológica. Los vecinos ya habían apostado al resultado; un grupo de señoras del edificio organizó una porra en la puerta esperando un veredicto, y el repartidor de la última app de delivery jura haber sido testigo ocular del abrazo entre funda y funda.
Expertos ficticios y reality show emocional
«Como especialista en protocolos de entrega de dispositivos, puedo confirmar que esta es la manera correcta de evitar peleas por el cargador», afirmó el Dr. Ricardo Pichanguero, profesor honorario de la Universidad de la Obviedad. Desde su laboratorio —donde estudian casos como 'la tostadora que decidió con quién vivir'— proponen un manual de convivencia digital para divorcios modernos.
Consecuencias esperables y no tan esperables
Tras la aclaración, se registraron llamadas a Apple para preguntar si el iPad necesita firmar un acta de entrega; la Defensoría de la Conexión al Vecindario convocó a una reunión; y un diputado local ya anunció la iniciativa de la 'Ley del iPad Compartido', que probablemente incluirá comisiones, ruedas de prensa y un logo con un icono de batería.
Estadística absurda del día
Según el Instituto Internacional de Asuntos Innecesarios, 78.9% de las separaciones terminan con al menos un gadget reasignado. El 12.4% implican transferencias de cuentas de streaming y el 0.2% requieren mediación para decidir quién se queda con los emojis guardados.
Cierre del culebrón
Al final, la aclaración del argentino hizo exactamente lo que buscaba: desactivar rumores, alimentar memes y recordarnos que en la era digital incluso los trámites sentimentales vienen con accesorios. Como dirían los menores —si los menores hablaran en titulares—: «Trae el cargador y hablamos».
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