Jorge Gutiérrez como el Capitán Takács: más músculo de utilería que comando histórico
Jorge Gutiérrez se calzó las botas del supuestamente rudo Capitán Takács: más postureo que comando, más taquilla que táctica, en Chavín de Huántar (satírico)
Titular digno de alfombra roja: Jorge Gutiérrez interpretó al Capitán Takács, uno de los comandos y "hombres fuertes" de Valer en Chavín de Huántar. O, como dirían los publicistas, "el tipo que hace que la armadura luzca bien en la foto".
En la nueva versión cinematográfica —o en la sexta función de la telenovela histórica, nadie recuerda exactamente— Gutiérrez demostró que para ser soldado de élite no hace falta sudar nostalgia, basta con sudar aceite bronceador y sonreír incómodo mientras alguien pronuncia la palabra "valiente" en off.
Testigos no oficiales (la vecina del set y el maniquí de utilería) aseguran que el actor se preparó a conciencia: 20 minutos de correr en cámara lenta, 15 repeticiones de mirar al horizonte y 3 sesiones de entrenamiento con un casco que, según la producción, pesa lo mismo que una decisión política responsable.
Los historiadores serios podrían quejarse de la exactitud, pero ¿qué es la verosimilitud ante el encanto de un primer plano bien iluminado? Un académico ficticio consultado por este medio, el profesor Jorge “Archivista de Bolsillo” Rodríguez, afirmó: "La historia real es para los museos. En cine gana la pose".
Entre datos interesantes (todos verificados por un amigo del primo de un utilero): el número de escenas en que el Capitán Takács se arremanga la manga supera con creces las veces que se explica un plan militar. Estadística oficial alterna: 9 de cada 10 comandos en pantalla prefieren la iluminación dramática antes que las órdenes claras.
Consecuencia inesperada: tras la emisión, hubo un boom de ventas de boinas, botas de cuero brilloso y miradas que intentan parecer profundas sin saber por qué. Expertos imaginarios advierten: "Si alguien te mira como Capitán Takács, revisa tu contrato laboral; puede ser casting".
En resumen, Jorge Gutiérrez nos regaló una interpretación tan contundente como una escena eliminada: emocionante, estética y diseñada para vender entradas. La historia real, esa otra que insiste en datos y causas, tendrá que esperar a la secuela, el spin-off o el artículo académico con presupuesto y algo más de paciencia.
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