Kast y Milei en Argentina: la gira para privatizar hasta el mate
Kast viaja a Argentina para abrazarse con Milei y acelerar una 'transformación económica' que promete privatizar hasta el mate y cobrar por el viento ya.

Kast aterrizó en Argentina con la misma energía con la que un vendedor ambulante ofrece seguro de vida: mucha pasión, cero preguntas incómodas. Su misión oficial —reunirse con Milei— suena a cumbre diplomática; la no oficial, según fuentes imaginarias, es diseñar un plan para convertir en acción privada todo aquello que todavía cree que es público.
La escena promete: dos hombres, una agenda y una larga lista de bienes nacionales con el cartel de "se vende" listo para colgar. Objetivo declarado (y aplaudido por bancos, algunos fondos de inversión y tres abuelas confundidas): acelerar una ’transformación económica' que, en lenguaje coloquial, significa volver el país entero en una startup sin área de recursos humanos.
Los expertos serios fingirán asombro. Los expertos menos serios —como el doctor Augusto Privatix, PhD en Comercializaciones Improbables— aseguran que "si algo no tiene dueño, es porque aún no encontró comprador". Según su estudio riguroso (encuesta a su gato y a su impresora), el 73,4% de los bienes públicos podrían generar ingresos en menos de una siesta.
Consecuencias prácticas propuestas en la reunión informal: subastar parques nacionales 'por metros cúbicos', introducir peajes para abrazos en plazas céntricas, y crear bonos verdes respaldados por aire puro (sí, se cobrará por el viento). Un plan B, por si las ventas no funcionan, incluye franquiciar los ministerios: "Ministerio de Economía by Milei & Kast", con menú ejecutivo y servicio a domicilio.
En la calle, la reacción promete memes y pancartas. En el Gobierno vecino, la reacción promete sonrisas calculadas y manos extendidas hacia firmas consultoras que vendan "paquetes de privatización 2.0". Algunos analistas pro mercado ya diseñan merchandising: camisetas con el lema "Privatiza y serás libre" (tallas desde XS hasta offshore).
Si la reunión cumple pronóstico, habrá acuerdos comunes de manual: bajar impuestos a lo que convenga, subirlos a lo que no venda bien, y acelerar la velocidad de la economía con la misma eficiencia con la que se acelera una carrera de carritos. ¿Resultado final? Posiblemente una foto con ambos sonriendo, la promesa de un mercado aún más libre y la sospecha —fundada o no— de que el mate podría aparecer en el próximo balance trimestral.
Dato absurdo certificado: el Observatorio Internacional de Privatizaciones Urgentes (OIPU) calcula que hay 98% de probabilidades de que privatizen hasta las bolsas de plástico del congreso. Si eso pasa, se venderán con accesorio: "bolsa con asa premium".
Cita para cerrar (inventada y sabrosa): "Venimos a acelerar la transformación: menos Estado, más mercado y una app para todo", dijo un asesor anónimo mientras firmaba una hoja en blanco con olor a contrato. El tribunal de lo posible, mientras tanto, toma asiento y prepara las palomitas.
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