Pescadores en paro indefinido: 90.000 exigen solución y Gobierno flota en promesas
Más de 90.000 pescadores mantienen paro y amenazan con huelga indefinida. El Gobierno promete diálogo mientras practica la apnea política y las redes arden.
Titular satírico: La marea sube, el Gobierno flota en promesas y 90.000 pescadores afinan los remos
Lead: Más de 90.000 valientes, curtidos y mojados pescadores mantienen un paro que ya huele a sal y a paciencia desgastada. Amenazan con convertir la protesta en paro indefinido si el Gobierno no deja de negociar por WhatsApp y empieza a negociar con contratos, no con emoticonos.
En la costa se respira una mezcla de oceanografía y telenovela: botes amarrados, redes plegadas y pancartas que, según fuentes no oficiales, tienen más estilo que las últimas campañas políticas. Los líderes del paro han declarado que no se moverán hasta obtener respuestas concretas, o por lo menos hasta que el Ministerio presente algo que no sea una infografía con olas felices.
La respuesta oficial fue, como en toda buena comedia burocrática, un comunicado que invitaba al "diálogo" y proponía "mesas de trabajo" para dentro de tres semanas, dos lunas y la próxima marea alta. Un ministro apareció brevemente en televisión con gestos de seriedad marina y la habilidad de un pulpo en una carrera de sacos.
"Si no hay solución, nos quedamos hasta que el pescado nos pida permiso", sentenció Pepe "Anchoa" Alvarado, vocero autoerigido del Sindicato Nacional de Chinchorros, visiblemente emocionado y con una pancarta que decía: 'Más trabajo, menos pesca de excusas'.
Un experto—según su tarjeta profesional, filólogo de promesas—aseguró que las frases habituales del Gobierno generan en promedio cinco segundos de esperanza por cada anuncio. El Instituto Nacional de Obstinación Marítima (INO) aportó la estadística que nadie pidió: "Cada bote que se suma al paro incrementa en 0.0003% la probabilidad de una declaración ministerial con sentido".
Mientras tanto, la población costera se organiza: las cocineras ofrecen ceviches solidarios a precio simbólico, los niños aprenden a decir 'marea' con acento de protesta y las gaviotas, que ya tuvieron suficiente, amenazan con repartir volantes.
Consecuencias previstas (según un pronóstico ligeramente exagerado): la cadena de restaurantes 'Mar y Promesa' bajará su carta a platos sin pescado, las exportaciones de excusas aumentarán y la palabra 'diálogo' deberá renovarse por la RAE por uso excesivo.
Si el Gobierno no cede, los pescadores amenazan con paro indefinido, lo que sugiere imágenes poéticas: 90.000 personas en la costa practicando la paciencia como deporte nacional. Algunos ministros, por su parte, ensayan tácticas alternativas —entre ellas, aprender a hacer nudos y reunirse en botes inflables— mientras esperan que la marea traiga soluciones o, al menos, una buena idea.
Estadística absurda para el final: el 83,7% de las redes sociales apoya a los pescadores; el 16,3% restante sigue peleando por el correcto uso del término 'marejada' en los subtítulos de los noticieros.
Cierre irónico: Si esto continúa, la próxima cumbre entre Gobierno y pescadores se hará en alta mar, con salvavidas, megáfonos y un moderador que sepa diferenciar entre una promesa y un pez. Mientras tanto, la costa aguanta la respiración y los ministros siguen practicando la apnea política: con suerte, algún día vuelven a salir a la superficie con propuestas reales.
Comparte esta noticia en:
WhatsApp Facebook TikTok