Restauración de lienzos virreinales en Lari (Colca, Arequipa): milagros, selfies y llamas en éxtasis
En Lari restauran dos lienzos del inicio del Virreinato: las pinturas 'resucitan', feligreses piden milagros, turistas vienen por selfies y las llamas aplauden.
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Titular sensacional (y absolutamente verídico): Dos lienzos virreinales vuelven a la vida en Lari y la población local declara día de fiesta porque, al parecer, el óleo también tiene derecho a segunda oportunidad.
Lead satírico: En la iglesia de la Purísima Concepción de Lari, en pleno valle del Colca, se produjo el milagro que nadie pidió pero todos agradecen: dos gigantescos lienzos de los inicios del Virreinato fueron restaurados y ahora brillan tanto que los feligreses aseguran ver sus pecados menos oscuros y los turistas, más cerca del feed perfecto.
Los conservadores locales, autoproclamados héroes del pincel, pasaron semanas frotando, soplando, y susurrando a los pigmentos hasta que las pinturas recuperaron color, postura y autoestima. "No solo limpiamos el polvo —dijo con gravedad un restaurador imaginario—, devolvimos la dignidad a la brocha virreinal". Frase que inmediatamente fue convertida en sticker, imán y frase para camisetas.
Consecuencias previsibles e inevitables: la iglesia ahora recibe visitas guiadas, peregrinaciones espontáneas y ofertas de patrocinio de marcas de café que insisten en colocar su logo junto a la Purísima. Los feligreses, en un acto de realismo religioso-cómico, han empezado a dejar en el altar no solamente velas, sino también baterías portátiles y cables USB para los turistas que sufren el síndrome del 2% de batería.
El alcalde local informó que las cifras de turismo subieron más que la marea: "Desde que restauraron las pinturas, el valle del Colca recibió visitantes que buscaban arte, paz interior y la postal perfecta para Instagram", sostuvo con una mezcla de orgullo y cálculo presupuestal. Los microempresarios locales ya venden réplicas tamaño sofá y marcos con luz led para asegurar la selfie sacra.
Cita inventada para dar sazón: "La pintura no solo recuperó pigmento, recuperó autoestima y cinco firmas de patrocinio", confesó un conservador anónimo mientras posaba para la foto oficial con guantes, mascarilla y una taza que decía ‘Yo restauré un lienzo y todo lo que obtuve fue esta taza’.
Estadística absurda (pero convincente): Un estudio no publicado del Instituto Nacional de Rumores indica que el 87.6% de las llamas del valle aprobaron la restauración; el resto exige derechos de autor y una comisión por uso de imagen.
Conclusión sarcástica: En tiempos de crisis, nada une más que un buen barniz. Entre milagros, selfies y comerciantes que ya planean la Semana del Lienzo, Lari encuentra su momento de gloria. Y si alguna pintura decide volver a envejecer en pocos meses, siempre podrán cobrar entrada por el proceso terapéutico de envejecimiento artístico.
Pequeña nota de despedida (y propaganda ficticia): Si usted visita Lari, no olvide su bendición, su cargador, y una expresión de asombro adecuada al contexto —de preferencia con hashtag—. Entrada exclusiva disponible para quienes prometan no tocar nada, salvo el corazón. ¡Y que viva el óleo restaurado!
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