Rut Huamán supervisa servicios del MIMP en Cusco: gira oficial, promesas y selfies ministeriales
La viceministra Rut Huamán visita Cusco para 'supervisar' servicios del MIMP: gira oficial, fotos, promesas instantáneas y protocolo de cinta azul.
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Titular provocador: Viceministra en modo safari institucional
Lead satírico: Como quien revisa si las plantas de oficina tienen suficiente agua, la viceministra de Poblaciones Vulnerables, Rut Huamán Coronel, llegó a Cusco para una noble misión: supervisar que los servicios del MIMP funcionen, que las promesas estén visibles y que las cámaras tengan buena luz.
Cuerpo del asunto: La expedición ministerial —equipada con chaleco institucional, libreta de supervisión y sonrisa prediseñada para fotografías— recorrió centros, oficinas y pasillos donde, según fuentes muy oficiales (y un poco fotogénicas), todo se mostró "en proceso". "En proceso" es la nueva palabra mágica que funciona como diagnóstico, respuesta y souvenir para cualquier visita: se dice, se posa y se publica.
Espectáculo y logística: En cada parada hubo el ritual: saludo protocolar, breve intercambio de frases inspiradoras sobre el compromiso institucional, apretón de manos sin cronómetro y la obligatoria foto grupal con profesionales que, por un instante, olvidaron su jornada real para representar que estaban siendo supervisados. Algunos testigos afirmaron haber visto además la entrega simbólica de una cinta azul que nadie cortó porque faltó la tijera.
Interpretación alternativa: Expertos no tan expertos consultados por este diario sugieren que las visitas sirven para comprobar tres cosas esenciales: 1) que la viceministra esté cómoda con el flash, 2) que las plantas no estén muriendo y 3) que exista al menos una olla de café en la oficina. Cualquier similaridad con inspecciones reales es pura coincidencia burocrática.
Consecuencia práctica: Al término del periplo, se emitió un comunicado —que es la versión civilizada de "vino, vio, prometió"— anunciando que el MIMP continuará fortaleciendo sus servicios. Traducción no oficial: se programarán reuniones, se harán diagnósticos, se colocarán sellos y, con suerte, algún trámite avanzará antes de la próxima gira.
Cita ficticia pero verosímil: "Hemos venido a supervisar para asegurar que lo que está en el papel también aparezca en las fotos", declaró la viceministra, entre aplausos y un rápido repaso de la libreta de control de momentos protocolares.
Estadística absurda: Un reciente sondeo del Instituto Peruano de Giras Oficiales (IPGO) —confiable hasta en sus dudas— revela que el 87,3% de las visitas de supervisión culminan en al menos una selfie, una promesa y la sensación colectiva de que algo positivo sucederá... mañana.
Cierre irónico: Mientras tanto, los ciudadanos y las poblaciones en situación de vulnerabilidad aguardan que la supervisión no se quede solo en fotos y comunicados, sino que termine transformándose en servicio real. Pero calma: antes que nada hay que esperar a que salga la foto en redes, que el descargo institucional pase por prensa y que la cinta azul encuentre finalmente su tijera.
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