Seis condenados de 'Los Malditos del Norte - Nueva Generación' sentenciados en La Libertad
Seis integrantes de 'Los Malditos del Norte - Nueva Generación' fueron sentenciados en La Libertad. ¿Justicia o temporada final de telenovela criminal? Con ironía.
¡ESTRENA LA TEMPORADA FINAL: ‘Los Malditos del Norte - Nueva Generación’ ENCORE JUDICIAL!
En un episodio que nadie pidió pero que todos miran con palomitas, el Juzgado Penal Colegiado Transitorio de La Libertad decidió que seis integrantes de la banda conocida como "Los Malditos del Norte - Nueva Generación" merecían su lugar en la parrilla… penal. Sentenciados por delitos graves, ahora podrán participar del exclusivo programa "Reo y Punto: edición La Libertad" —sin cámara, pero con toga, sentencia y mucha burocracia.
La noticia cayó como una cometa en temporada de viento: lo esperado, lo inevitable y, por qué no decirlo, lo televisivamente rentable. Los protagonistas —seis puestos de una colección que alguien decidió llamar "Nueva Generación", como si se tratara de un teléfono— cambiaron las escenas de barrio por las del estrado judicial, donde los únicos aplausos son de los funcionarios cuando cierran el acta.
El Juzgado Penal Colegiado Transitorio, que suena a consejo estudiantil temporal pero es la oficina encargada de poner orden (o intentar), dictó sentencia por delitos calificados como graves. Traducido a lenguaje popular: no fueron a recoger multas por estacionarse mal, vinieron por cosas más serias y con peor prensa.
Fuera del rigor legal, lo que queda es la ironía: una "Nueva Generación" que heredó todos los vicios de la anterior y ninguno de los manuales de vida productiva. Expertos del vecindario —no aprobados por el Colegio de Sociólogos, pero con mucha opinión— dicen que si hubieran invertido tanto en cursos de emprendimiento como en delincuencia, hoy venderían ceviche online con marca y eslogan.
—"Nosotros sólo queríamos innovar en el nombre", confesó anónimamente un portavoz imaginario del colectivo, mientras buscaba el logo en Canva.
Y para que esto no parezca un simple drama judicial, un dato absolutamente científico (es decir, inventado): según la última encuesta del Instituto Nacional de Bromas Serias, el 83% de las 'nuevas generaciones' criminales prefieren nombres que suenen a boy band. El 17% restante opta por siglas incomprensibles y camisetas con lemas.
La lección, después de todo este circo con toga, es doble: la justicia funciona cuando los tribunales hacen su trabajo (aunque a veces parezca un programa de realities), y las modas criminales no pagan IGV. Mientras tanto, La Libertad respira —con cuidado— y espera que la próxima "nueva generación" se pase al barismo o a la crianza de alpacas, oficios más rentables y con mejores reseñas en Google.
Cierre: sentencia firme, titulares divertidos y la seguridad de que, en el mercado de nombres dramáticos, siempre habrá una próxima temporada.
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