Sismo 6.0 en Chimbote: sacudón nocturno, daños y la coreografía oficial
Sismo 6.0 en Chimbote: heridos, daños materiales y autoridades con guion prefabricado. Crónica satírica que mezcla desastre, burocracia y baile callejero.

Horas después del famoso meneíto terrestre de magnitud 6.0 que convirtió la noche de sábado en sesión de baile involuntaria, Chimbote despertó con la clásica mezcla de polvo, platos rotos y la seguridad ciudadana prometiendo que todo estará bien... después de la conferencia.
Vecinos cuentan que el sismo tuvo el ritmo perfecto: justo cuando muchos ya habían afinado la siesta y otros habían empezado a creer que el teléfono sonaría con buena noticia. Hubo heridos y daños materiales reales —ese ladrillo que nunca se vio venir, esa repisa que confiaba demasiado en su equilibrio— y también los daños colaterales menos atendidos, como el autoestima de ciertos muebles y la reputación de algunas tejas.
La respuesta oficial fue igual de eficiente que un turrón en pleno verano. Funcionarios locales ofrecieron un plan maestro que incluyó: inspecciones, reuniones, comunicados, y la frase comodín "se está coordinando" repetida con la cadencia de un hit radial. Un vocero, visiblemente emocionado por sus propias palabras, aseguró que las brigadas llegarían pronto, probablemente después de verificar que las fotitos del lugar encajen en la presentación oficial.
Mientras tanto, los chimbotanos desplegaron una creatividad social admirable: ayudaban a retirar escombros, preparaban sánguches para rescatistas y, como gesto cultural, contaban historias de temblores pasados que siempre terminan con la misma moraleja —la mesa siempre gana si se le deja tomar la delantera.
Citamos al ilustre "Dr. Hipólito Terremoto", experto certificado de sillón y comentarista de tablón de Facebook: 'Los sismos son como los suegros: llegan sin avisar, tocan, se quedan un rato y te dejan la casa para que la arregles'. Y una estadística que nos llegó por vías no oficiales pero convincentemente redactadas: el 83.4% de las repisas afectadas reportaron sentirse traicionadas por sus soportes.
En la gastronomía de emergencias tampoco faltaron los clásicos: mercaditos con ofertas en linternas, colas humanas por agua embotellada y una nueva tendencia urbana llamada "terremoto-terapia", que consiste en bailar en la avenida expectante a ver si baja algún edificio con descuento. El gobierno, por su parte, anunció la revisión de protocolos y la pronta puesta en marcha de un plan ambicioso llamado "Acción Mañana". Nombre aspiracional, llegada temporal.
Si algo queda claro es que Chimbote no perdió el humor aunque sí perdió algunos vasos. Entre la ironía y la solidaridad, la ciudad se recompone, promete no repetir pasos de baile sin ensayo y aguarda la próxima réplica, esa versión remix del temblor que todos esperan con la misma emoción con que se espera la factura del agua.
Advertencia final para los que gustan de titulares: aquí no hay catástrofe convertida en meme por mala fe, sino en meme por supervivencia. Y si alguien pregunta cuándo volverá la normalidad, la respuesta oficial es tan contundente como el ruido de las tejas: "tan pronto como la próxima rueda de prensa lo permita".
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