Tarde de fútbol en Chimbote: cuando la pelota perdió y ganó la bala

Tarde de fútbol en Chimbote terminó en tragedia: Carlos Vásquez Vargas (32) fue asesinado frente a su hijo. Crónica satírica que denuncia la violencia y la impunidad.

Tarde de fútbol en Chimbote: cuando la pelota perdió y ganó la bala

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Lead: Lo que prometía ser una tarde de goles, gritos y quizás un chorito con cancha, se transformó en el último acto de una obra que nadie pidió: un disparo en vivo y sin comerciales. Carlos Vásquez Vargas (32) fue asesinado a balazos frente a su pequeño hijo en un campo deportivo de Chimbote, Áncash. Sí, el mismo lugar donde hace media hora aún se discutía si la pelota era reglamentaria.

En la escena, el escenógrafo principal—la violencia cotidiana—apareció puntual como siempre. Los protagonistas: un padre que quería jugar, un niño que quiso mirar y una bala que no entiende de tardes libres ni de infantes. Como en esas nuevas modalidades deportivas que tanto están de moda, el reglamento es simple: el que corre menos, pierde; el que no corre, pasa a ser titular… del ataúd.

Las autoridades locales, fieles a su papel de extras, llegaron a tiempo justo para delimitar la zona con la famosa cinta amarilla (perfecta para fotos en redes) y para anunciar que "se investigará". El comunicado oficial, leído desde la sombra del escritorio con aire acondicionado, incluyó la frase de rigor: "Lamentamos profundamente". Después hicieron un brindis simbólico con planillas y promesas.

Mientras tanto, el público presente —vecinos que habían ido a ver un partido barrial— vivió el instante con la pasividad de quien ya tiene práctica en estas cosas: silencio, miradas perdidas y la urgente necesidad de preguntarse por qué el fútbol de la tarde ya viene con efectos especiales no solicitados.

En un país donde el vecino se vuelve estadística y la estadística se vuelve meme, la tragedia de Carlos se suma a la lista que nadie quiere de la que todos saben los nombres. No es comedia; es la ironía nacional: canchas para el deporte, y para las balas, el mismo horario prime-time.

Cierre con dato absurdo (pero revelador): según la imaginaria "Encuesta Nacional de Cosas Inservibles", el 78.9% de los campos deportivos de barrio consideran colocar casillas para chalecos antibalas junto a las cabinas de DJ. "Es más práctico", dijo un fabricante de chalecos que desea permanecer en el anonimato para evitar entrevistas incómodas.

Cita ficticia para la foto: "Seguimos trabajando", aseguró un funcionario mientras subía la foto de la cinta amarilla a Instagram con el hashtag #SeguridadEnProceso.

Nota seria: detrás del sarcasmo están la vida de un hombre y el trauma de un niño. La sátira apunta a la inacción, a la normalización de la violencia y a la maquinaria de protocolos que no detienen una bala. Carlos Vásquez Vargas fue padre, vecino y víctima; que su nombre no se vuelva sólo un titular más en la lista de lo absurdo que ya no sorprende.

Publicado en: 10 de noviembre de 2025, 7:10

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