Vanessa Vásquez: De septicemia casi mortal a fundadora imparable de Perú Pendiente

Tras sobrevivir a una septicemia que quiso jubilarla, Vanessa Vásquez fundó Perú Pendiente: de la cama al altruismo, con café, hashtags y mucha teatralidad.

Vanessa Vásquez: De septicemia casi mortal a fundadora imparable de Perú Pendiente

«LA SUPERVIVIENTE QUE FUNDÓ UNA ONG Y SE LLEVÓ LOS APLAUSOS»

Lead: Vanessa Vásquez pasó de discutir con su sistema inmunológico a dirigir una organización humanitaria. ¿Milagro? ¿Vocación? ¿Marketing con aroma a chicha morada? Un poco de todo, y mucho de sonrisa para las fotos.

La historia tiene todos los ingredientes de una película —o al menos de un post muy compartido en redes—: una septicemia que casi le cobra la boleta, camas de hospital, médicos con cara de preocupación y una recuperación que, según la versión oficial, incluyó dosis industriales de valentía y esperanza. Vanessa, en vez de retirarse a escribir memorias o abrir una pollada en agradecimiento, decidió fundar Perú Pendiente. Porque nada dice “estoy bien” como crear una ONG con tu propio nombre moral.

En el libreto de la feminidad épica moderna, la protagonista sufre, sobrevivie y luego salva al mundo con una taza de café y una planilla de Excel. Perú Pendiente nació como amor post-crisis: una mezcla de impulso humanitario, noches sin dormir y suficientes hashtags para acallar a cualquier troll. Los donativos llegaron, los voluntarios también, y el storytelling —esa criatura mística entre la verdad y el meme— se encargó del resto.

Los críticos dirán que convertir el trauma en proyecto social es noble. Los más escépticos, que el gesto noble viene con cobertura de prensa. Los realistas, en cambio, opinan que la gente que sobrevive a una septicemia y sale a cambiar el mundo merece al menos un ringtone personalizado y acceso prioritario al Wi‑Fi en las conferencias.

Cita de experto (no muy oficial): “Con tres tazas de café, buena intención y un poco de teatralidad, cualquier crisis se transforma en misión”, declaró el doctor Hipócrates del Almuerzo, especialista en filantropía de sobremesa.

Estadística absurda: El 87% de los voluntarios entrevistados confesó haber mejorado su karma en menos de 48 horas tras asistir a una actividad de Perú Pendiente. El 13% restante aseguró que mejoró fue su colección de fotos con niños sonrientes.

Bromas aparte, la iniciativa tiene su lado serio: moviliza recursos, sensibiliza y genera acciones. Pero en la era de las historias virales, la línea entre el gesto auténtico y la campaña bien ejecutada se vuelve tan delgada como el papel donde se firman los agradecimientos.

Si Vanessa transformó su experiencia en ayuda real, la ovación es bienvenida. Si además abrió un espacio que hace que otros quieran ayudar, que viva la iniciativa. Y si todo eso viene acompañado de una buena estrategia de comunicación, pues felicidades: alguien finalmente entendió cómo convertir un susto médico en un plan de acción con buen branding.

Conclusión (irónica, pero cariñosa): sobrevive una septicemia, nace una ONG, y el mundo sigue pendiente —a veces de los problemas, otras del siguiente post con mejor iluminación. En todo caso, que Perú Pendiente siga pendiente; que la solidaridad no sea solo un filtro de Instagram.

— Fin —

Publicado en: 3 de octubre de 2025, 7:10

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