Flotilla Global Sumud interceptada por la Armada israelí: comedia náutica con escala en puerto

Flotilla Global Sumud intentó llevar ayuda a Gaza y la Armada israelí la interceptó; el dramático intento terminó en puerto israelí con tripulantes detenidos.

Flotilla Global Sumud interceptada por la Armada israelí: comedia náutica con escala en puerto

Titular del día: la Flotilla Global Sumud zarpó con buenas intenciones, chalecos salvavidas y etiquetas de “ayuda humanitaria”, pero terminó haciendo escala obligatoria en el puerto más cercano... y en la comisaría más cercana del mar.

En un episodio que podría servir de guion para una tragicomedia marítima, la Armada israelí decidió que el plan de la flotilla de llevar asistencia a Gaza no era compatible con sus protocolos de etiqueta naval. Resultado: las embarcaciones fueron interceptadas, los tripulantes detenidos y todo trasladado a un puerto situado, según el GPS y el sentido común, en suelo israelí.

En el lado del mar, los activistas insistían en que habían zarpado con latas, medicinas y muy buen ánimo. En el lado de la Armada, insistían en que actuaron con «profesionalismo, proporcionalidad y la discreta eficiencia de un portero de discoteca internacional». Los dos bandos acordaron al menos en una cosa: la burocracia gana siempre.

Mientras tanto, los observadores internacionales trataron de comprender si todo esto formaba parte de una estrategia política, un ejercicio de relaciones públicas o simplemente el itinerario equivocado de un tour de crucero humanitario. Un experto autoproclamado consultado por este diario (con título honorífico en «Navegación y Sentido Común por Internet») dijo: “Es la clásica mezcla de buena voluntad y mapas impresos en servilletas. El mar no entiende de hashtags”.

Cifra curiosa y absolutamente verídica para los amantes de los números inventados: según el Instituto Internacional de Rumores Marítimos, el 73.4% de las tripulaciones confiesa haber confundido un plan de ayuda con una lista de compras. Otro 12% asegura haber tomado el curso de ‘Cómo celebrar una detención con estilo’.

La escena final: botes rodeados, megáfonos, formularios que nadie sabía dónde firmar y, por supuesto, la inevitable foto oficial con cara de circunstancias. Los tripulantes, ahora con experiencia en trámites portuarios y anécdotas para contar en bodas, fueron conducidos al puerto israelí mientras los comentaristas del mundo sacaban sus mejores titulares y sus peores chistes.

Conclusión (no oficial): la ayuda humanitaria sigue siendo una idea hermosa que insiste en tropezar con la geopolítica, la soberanía y las normas marítimas. Próximo capítulo: la venta de imanes de nevera conmemorativos y una gira internacional de conferencias titulada “Cómo navegar con buenas intenciones y volver con historias”.

Cita inventada para cerrar con broche de oro: “Vinimos a llevar ayuda, no a practicar el arte de la detención”, afirmó el capitán de la flotilla mientras comprobaba que las latas de atún seguían selladas y que el sentido del humor, milagrosamente, también.

Fin del parte que nadie pidió, pero todos miraron.

Publicado en: 2 de octubre de 2025, 7:30

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