Congreso investigará uso de equipos audiovisuales en Trujillo tras denuncia ciudadana
Denuncia por uso de equipos audiovisuales en Trujillo obliga al Congreso a investigar; la máquina de abrir expedientes se prepara con café y mucha solemnidad.

¡Escándalo audiovisual en Trujillo! Congreso promete investigar… justo después del brindis institucional
Un ciudadano presentó una denuncia ante el Jurado Electoral Especial de Lima por el uso de unos equipos audiovisuales en Trujillo, y el presidente del Legislativo respondió con la contundencia que caracteriza a la administración moderna: investigaremos y abriremos un proceso disciplinario. Traducción libre: la ceremonia sagrada de “abrir expediente” ya fue convocada, con banda, flores y tres actas para la posteridad.
Según la denuncia (que, según fuentes no confirmadas, venía acompañada de 37 fotos, 2 videos verticales y una valiosa servilleta con un mapa), un extrabajador habría manipulado equipos audiovisuales en Trujillo. El presunto delito: tocar botones sin autorización y, peor aún, provocar que una pantalla encendiera. Un atentado a la línea estética y al suspense parlamentario.
El presidente del Congreso, visiblemente preocupado —o al menos eso se deduce por la solemnidad del comunicado— prometió investigar y abrir proceso disciplinario. “No toleraremos el uso indebido de cables ni de prestigio institucional”, declaró en una breve rueda de prensa entre sorbo de cortadito y revisión de PowerPoint. “Si hay que sancionar, se sancionará; si hay que llamar a un curso de manejo de controles remotos, se llamará”, añadió con la serenidad que inspira un expediente recién numerado.
Cita espontánea inventada: “Haremos una investigación tan profunda que hasta los micrófonos tendrán que declarar”, dijo un portavoz anónimo que aseguraba, orgulloso, haber medido el voltaje moral del caso.
Un supuesto “experto” en cosas que suenan a tecnicismo, el Dr. Audiofónico, aportó una cifra que no pidió nadie pero que todos acogieron con respeto: “Según nuestro conteo provisional, el 82.7% de los equipos audiovisuales intervenidos en circunstancias sospechosas terminan en reuniones, y el 99% de esas reuniones genera actas”. Estadística avalada por un clipart y un certificado digital de autoría dudosa.
Mientras tanto, en los pasillos del Congreso ya se cocina la logística: creación de comisión, solicitud de informes, comparecencias, tres oficios, dos recordatorios y la inevitable pausa para fotos oficiales. Los expertos en burocracia calculan que el expediente pasará por al menos siete manos, tres sellos y una reflexión colectiva sobre la importancia del orden.
Posibles consecuencias para el extrabajador: desde la apertura de un proceso disciplinario (con trámite, adjuntos y subpuntos) hasta la súplica pública de perdón ante una cámara encendida. Alternativa creativa propuesta por un asesor creativo: curso intensivo de “ética audiovisual” impartido por un consultor con experiencia en colocar presentaciones de PowerPoint entre discursos.
Moraleja (para quien la quiera): la democracia está a salvo siempre que alguien vigile los equipos, alguien más abra el expediente y otro más publique la foto con el titular. Mientras tanto, los equipos audiovisuales seguirán haciendo lo que mejor saben: encenderse, apagarse y ser el centro de la actividad protocolaresca más brillante del país.
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