Dina Boluarte: Congreso pide sesión permanente entre aplausos, siestas y confeti
Congreso plantea sesión permanente por Dina Boluarte; politiquería, confeti y siestas obligatorias garantizadas en la nueva telenovela nacional. ¡En vivo!
Titular digno de prime time: El Pleno del Congreso propone declararse en sesión permanente por Dina Boluarte, porque si algo calma a la nación es una maratón legislativa sin fecha de caducidad.
En un giro que nadie pidió pero que todos comentan en los chats de grupo, los congresistas —esos atletas del debate con estómago de acero y agenda de reality show— anunciaron que pasarán a modo "sesión permanente". Según fuentes no oficiales (pero muy bien informadas en la cafetería del Congreso), la idea surgió entre el tercer café y el cuarto meme del día: ¿para qué resolver si podemos votar hasta el amanecer y convertir cada moción en cliffhanger semanal?
La propuesta promete muchas cosas bonitas: más discursos, más ruedas de prensa con fondo musical dramático y, por supuesto, más oportunidades para que las cámaras capten la emoción genuina de los legisladores cuando pronuncian frases históricas como “para tranquilidad del país” o “con respeto a la institucionalidad”. Se especula que también habrá un bloque especial de votación para nombrar a los nuevos jurados del concurso "La voz del Parlamento".
Críticos advierten que la sesión permanente podría transformar el Pleno en una suerte de Airbnb político: siempre abierto, con luces encendidas y alguien tocando la guitarra a las tres de la mañana. Los analistas constitucionales de parque han señalado, entre sorbo y sorbo de su mate, que declarar sesión permanente es la solución perfecta para problemas que no requieren solución inmediata: se eternizan en vivo y en directo.
Una fuente anónima (que pidió mantenerse en el anonimato porque no quería perder su turno para la siesta) aseguró que ya se trabaja en el protocolo: pijama oficial para los congresistas, hamacas con logo institucional y pausas obligatorias para estiramientos. "Si el Congreso está en sesión permanente, también lo debe estar el descanso", explicó, con la seriedad de quien escribe el reglamento de la nueva modalidad.
Cita irónicamente imprescindible:
"Con la sesión permanente resolvemos todo: desde leyes hasta el misterio de quién se comió el muffin en la sala de comisiones", declaró un congresista que no quiso dar su nombre porque estaba ocupado escogiendo el filtro de su próxima transmisión en redes.
Y porque toda buena propuesta necesita cifras que la respalden, el Instituto Nacional de Estadísticas Imaginarias publicó una encuesta: 87.3% de los encuestados estaría dispuesto a ver sesiones permanentes si incluyen pausas musicales, 9 de cada 10 congresistas ya compraron pantuflas oficiales y un 0.4% confesó que solo votará si le sirven té de manzanilla en la mesa.
Mientras tanto, en las calles, el público asiste incrédulo a este nuevo capítulo de la telenovela política. Hay quienes traen pancartas, quienes llevan palomitas y los más previsores, mantas y snacks para el maratón. "Al menos ahora sabemos cuándo empieza la función: nunca termina", murmura una señora, experta en dramatización vecinal.
Conclusión (y spoiler): La sesión permanente suena a idea brillante para los amantes del drama institucional. Para el resto del país, es otra nota de color en el álbum interminable de la política; pero, en el fondo, todos admiten que será muy entretenido ver en vivo si las siestas son realmente obligatorias o solo una estrategia de control remoto para dormir al público.
Dato absurdo final: Según el Observatorio de Curiosidades Parlamentarias, la próxima reunión incluirá una votación para elegir el nombre del cafecito oficial del Congreso. ¿Propuestas? "Desayuno Nacional", "Café con Ley" o el clásico "Moción Espresso".
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