La expareja de Christian Cueva postula al Parlamento y convierte la política en reality
La expareja de Christian Cueva busca un curul y la opinión pública entra en shock: ¿será la política el nuevo reality show del país y la TV su nuevo patio?

HEADLINE: ¡De la tribuna al curul! La expareja de Christian Cueva anuncia candidatura y la política empieza a parecer casting nacional.
Lead: En una jugada que nadie pidió pero todos van a ver, un cantante decidió soltar la bomba: la expareja de Christian Cueva estaría próxima a postular al Parlamento. Ciudadanos confundidos, comentaristas emocionados y tías del grupo de WhatsApp actualizando memes en tiempo real —la campaña, aparentemente, ya tiene trailer.
El anuncio, divulgado entre riffs de guitarra y un hashtag que nadie aprendió a usar, fue recibido con el clásico asombro que la opinión pública reserva para sucesos de alta prioridad: al lado de la inflación y la fecha del próximo partido, esto es, claro, lo más importante del día. "¿Política o temporada final de mi reality favorito?", se preguntó media nación, con una mezcla de indignación y señales de consumo televisivo incuestionable.
Porque si algo ha demostrado la era contemporánea es que los currículums pueden sustituirse por clips virales, y los debates por cápsulas de 30 segundos con filtros. ¿Por qué presentar propuestas cuando puedes presentar highlights? ¿Para qué hablar de reformas si puedes bailar en la plaza central y conseguir cinco mil retuits?
Cita absurda: "Según el Instituto Nacional de Opinión Irrelevante, el 74% de los votantes afirmaría votar por alguien que salga en tres stories seguidas", declaró el dr. René Risas, sociólogo de sobremesa. "El 22% preferiría propuestas, pero ese 22% todavía cree que Netflix es una opción de cable".
Los analistas políticos, armados con gráficos que parecen sacados de una infografía de memes, ya predicen consecuencias profundas: la posible aparición de jurado, platea y jueces, o la instauración de pruebas semanales para comprobar si el candidato sabe silbar el himno. Otros sostienen que, con esta tendencia, pronto veremos alcaldes de reality, ministros influencers y una nueva ley que regule el uso de hashtags en sesiones de pleno.
Mientras tanto, desde la serenidad democrática, hay quienes recuerdan que una candidatura es mucho más que titulares: implica propuestas, debates y responsabilidad. Pero esa gente fue interrumpida por un influencer que pasó en bicicleta y, bueno, la atención volvió al trailer.
Conclusión: Si la política se convierte definitivamente en espectáculo, al menos tendremos entradas y palomitas. Y si la expareja llega al Parlamento, prometemos seguir informando con el mismo rigor: gifs, encuestas en historias y una sección de memes para mayor verificación ciudadana.
Frase final (fake pero plausible): "Si la política fuera un programa, ya tendríamos nuestro reality; la audiencia solo falta decidir si vota por el ganador o por el que hizo mejor TikTok", dijo un consultor electoral que pidió anonimato porque estaba demasiado ocupado grabando su primer spot.
Estadística absurda: 88% de los encuestados cree que la política gana rating con declaraciones emocionales; 12% todavía quiere que alguien explique en qué consiste una moción de orden del día.
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