Samantha Batallanos: penthouse, bochinche y vista al Golf en San Isidro
Penthouse, telenovela y golf: Samantha Batallanos desata bochinche en San Isidro; acusaciones de tacañería y un periodista que vino por la vista. ¡Imperdible!

Titular provocador: La modelo, el penthouse y el misterio de los cojines que provocan rupturas
Lead satírico: Samantha Batallanos ha convertido su penthouse en la nueva sede diplomática del bochinche nacional: vistas al Golf de San Isidro, acusaciones de tacañería que suenan a telenovela y un periodista con cara de turista cultural que llegó más por el sillón que por la entrevista.
Primera crónica exagerada: En un episodio que bien podría titularse "Amor, ahorro y decoraciones de lujo", la modelo y su expareja Álvaro Rod protagonizan la clásica pelea moderna: ella acusa tacañería, él dice que todo es un malentendido y la verdad —como siempre— queda en algún cojín de diseño. Mientras tanto, el penthouse, con vistas tan perfectas que hasta los gorriones piden permiso para posarse, se convirtió en el lugar donde la dignidad humana y el gusto por el minimalismo tuvieron que dejar espacio para el drama.
El columnista enamorado del living: Samuel Suárez, reportero de Instarándula y declarado fan número uno de las repisas impecables, entró al departamento diciendo aquello que todos necesitábamos escuchar: "Llegamos para el bochinche respectivo, penthouse, qué hermosa vista. Qué casa tan preciosa, con vista al Golf de San Isidro. Me encanta". Traducción no oficial: "Vine por el escándalo, me quedé por la chimenea flotante y el rack de vinos que parece un altar".
Cita absurda (pero con autoridad inventada): "Un penthouse con buena vista provoca al menos el 63% de las rupturas por envidia estética", declaró el Doctor en Penthouseología Aplicada, Prof. Hugo Sofá, mientras tomaba notas en un cojín. "Si hay cuadros exagerados, el conflicto sube 12 puntos".
Consecuencias ridículas y estadísticas del barrio: Según la recién creada Encuesta del Observatorio del Chisme (EOCh), 9 de cada 10 vecinos miraron por la ventana con telescopios prestados. Otro dato crucial y totalmente serio: el 82% de los penthouses tienen al menos un periodista que usa la palabra 'bochinche' en primera persona.
Cierre irónico: Entre acusaciones de tacañería, visitas guiadas por la repisa de trofeos y selfies con la vista al Golf, el asunto se quedó donde debía: en la sala, entre un adorno de diseño y una explicación que nadie creyó del todo. Si algo dejó esta visita, es la certeza de que en San Isidro ahora hay un nuevo monumento al espectáculo doméstico: un penthouse que no solo celebra el lujo, sino que parece suscribir a la máxima local —si algo brilla demasiado, siempre habrá alguien dispuesto a encender el escándalo.
Estadística final absurda: 1 de cada 1 periodistas que visitan penthouses admite, en privado, querer mudarse únicamente por la iluminación. ¡Datos contundentes! (Y 100% inventados, porque la verdad también merece un buen accesorio).
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