Halloween y las Prohibiciones: Países que Prefieren Decretos Antes que Dulces

Halloween llega: unos afinan disfraces, otros afinan decretos. Prohibiciones, multas y 'vigilantes anti-calabaza' en países que odian la noche de candy.

Halloween y las Prohibiciones: Países que Prefieren Decretos Antes que Dulces

Titular: ¡Prohibido asustar, sancionado sonreír!

Lead satírico: Llega el 31 de octubre y, mientras la mayoría practica la sonrisa diabólica frente al espejo, en algunos países los gobiernos practican el arte ancestral de prohibir la diversión. Sí, hay lugares donde la calabaza es sospechosa, el disfraz es un documento subversivo y el ‘truco o trato’ suena a conspiración internacional.

La escena es digna de telenovela: alcaldes con cara de susto anuncian decretos más largos que la cola del camión de los fuegos artificiales; policías patrullan con linternas y manuales de ‘cómo identificar un vampiro según el reglamento municipal’. Todo ello para proteger a la ciudadanía del terrible peligro de… divertirse demasiado.

En algunos países se han inventado categorías oficiales: disfraces aprobados, disfraces bajo supervisión y disfraces que deben presentar una carta notarial. Los bares piden permisos, las plazas exigen seguros y las bolsas de caramelos pasan por un control de calidad que haría sonrojar a cualquier aduana. Porque nada dice más “estado democrático” que multar a quien lleva máscara de payaso.

Cita ficticia (pero verosímil): “Desde que implementamos el protocolo anti-calabaza, la ciudad ha ganado 0.3% en orden y perdido 100% en alegría”, declaró el ministro de Control Festivo, el mismo que colecciona gorras con la leyenda ‘Prohibir es amar’. Suena a estadística seria: según el Instituto Internacional de Calabazas Tristes, el 87% de las calabazas se sienten discriminadas cada 31 de octubre.

Consecuencias absurdas: hay familias que pasan de pedir dulces a pedir permisos municipales; colegios que organizan ‘Halloweens didácticos’ con disfraces de tablas periódicas; y emprendedores que venden certificados de ‘no-subversión’ para nuestras mascotas por si acaso el perro decide presentarse como líder revolucionario en versión zombi.

La moraleja (porque siempre hay que dar una): prohibir la noche del susto no elimina los sustos, los traslada a reuniones clandestinas donde ahora se cuentan chistes políticamente incorrectos con linternas y raciones de chocolate negro de contrabando. Si algo ha demostrado la historia —y los historietistas— es que la prohibición solo crea folklore alternativo y memes eternos.

Así que, lector, si viajas estas fechas y te encuentras con un letrero que dice “Prohibido disfrazarse”: sonríe discretamente, lleva caramelos en el bolsillo (por si acaso) y recuerda que, en algún lugar, una calabaza está poniendo su denuncia en la ventanilla del absurdo. Feliz Halloween… o feliz trámite burocrático, según donde estés.

Publicado en: 30 de octubre de 2025, 10:30

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