Natalia Málaga: ¿Por qué faltan técnicos peruanos en la Liga Peruana de Vóley?
Natalia Málaga atribuye la 'escasez' de técnicos peruanos en la Liga Peruana de Vóley a la falta de preparación. ¿Excusa, crisis formativa o deporte en pausa?

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En un giro que ni Netflix se atrevió a escribir, Natalia Málaga —la entrenadora que siempre tiene opinión para todo y más— le puso nombre y apellido a la nueva plaga deportiva: la supuesta "escasez" de técnicos peruanos en la Liga Peruana de Vóley. La culpable, según la autora de la versión oficial, es la falta de preparación. Sí, otra vez la famosa preparación, ese concepto que suena igual de serio que "hacer Yoga con una planilla Excel".
La explicación es elegante en su simplicidad: si no hay técnicos preparados, no hay técnicos. Punto. Lo que no aclaró Málaga es si por "preparación" se refiere a títulos, cursos de fin de semana, o a haber visto suficientes partidos sin dormirse. Los expertos imaginarios ya están encendiendo sus pizarras: "La preparación es la nueva vitamina D del voleibol", decretó el Dr. Ramón Pelota de Trapo, profesor honorario de la Universidad de la Almohada.
Consecuencias prácticas: la Liga se enfrenta a un dramático vacío de técnicos capacitados, lo que ha provocado efectos colaterales tan peligrosos como la confusión en las planillas, entrenamientos improvisados en parques con wifi inestable y microciclos de tácticas aprendidas por TikTok. Algunos clubes, ya desesperados, están considerando soluciones radicales: contratar a abuelitas con ojo clínico, reemplazar al DT por un playlist de reggaetón que marque el ritmo de los tiempos muertos, o subcontratar a influencers con 'curso intensivo de estrategia en 10 stories'.
Para los que aman las estadísticas inventadas en días de crisis, el Observatorio Nacional de Causas Varias (ONCV) —institución absolutamente real, en nuestra imaginación— reporta que el 73.6% de los supuestos técnicos aprendieron sus primeras formaciones viendo novelas, el 12.1% en tutoriales de YouTube y el 14.3% restante leyendo las etiquetas de las camisetas. Un indicador claro: la formación formal puede estar pobre, pero la creatividad para justificarlo sobra.
Málaga, por su parte, no se quedó solo en el diagnóstico y lanzó un plan maestro llamado "Capacítate o muere... en la banca". El plan incluye: cursos de fin de semana, seminarios con reforzamiento teórico (y práctico, si logran conseguir una cancha) y la entrega obligatoria de un diploma plegable que quepa en la billetera. "Si vemos una planilla y no entendemos, es porque no nos prepararon", dijo la entrenadora en versión satírica, provocando que los manuales de preparación suban de precio en las redes.
¿La solución real? Como siempre, lo sensato se esconde entre las exageraciones: inversión en escuelas de entrenadores, más oportunidades para los peruanos que quieran certificarse y —por qué no— menos miedo a que un técnico joven pruebe algo distinto a la racha de siempre. O, atendiendo a la propuesta alternativa, declarar día nacional del técnico y regalarles café ilimitado. Funciona en otros países, ¿por qué no aquí?
CIERRE IRÓNICO: Mientras tanto, la Liga sigue buscando técnicos como quien busca llaves perdidas: revisando debajo del sofá, preguntándole a la mascota y, de vez en cuando, recordando que tal vez la preparación no sea solo un diploma, sino una estructura real que otros países decidieron financiar con menos hashtags y más presupuesto.
Cita falsa pero convincente: "Después del taller 'Cómo leer una planilla sin Google', el 89% de los asistentes prometió no volver a confundir rotación con rotisería", afirmó un organizador anónimo.
Estadística absurda del día: El 91.4% de los técnicos peruanos declaran estar 'preparados'... para todo excepto para firmar la lista de concentrados a tiempo.
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