Alicia Peralta, madre del futbolista de Universitario, rompe el silencio y pide calma (y un poco de Wi‑Fi para la prensa)

Alicia Peralta, madre del futbolista de Universitario, rompe el silencio sobre la separación mediática de su hijo: entre prensa, hinchas y consejos involuntarios.

Alicia Peralta, madre del futbolista de Universitario, rompe el silencio y pide calma (y un poco de Wi‑Fi para la prensa)

Titular inevitable: la señora Alicia Peralta decidió hablar. Después de semanas en las que las cámaras creían vivir en su casa y las redes sociales ofrecían más psicología que un posgrado, la madre del futbolista de Universitario apareció para hacer lo que toda madre hace mejor: pedir que lo dejen vivir (y de paso, recordarle a la prensa que también existe la hora de almuerzo).

Con la sutileza de quien se sabe protagonista de una telenovela sin guion, Alicia rompió el silencio sobre la separación de su hijo —ese evento confirmado en junio de 2025 que, según algunos, merecía un ciclo noticioso propio— y pronunció frases que ya entraron en el panteón de las intervenciones familiares memorables: “Mi hijo está bien, lo que está mal es la televisión cuando exagera” y “si quieren noticias, que compren palomitas y se queden hasta el final del partido”.

La escena fue clásica: periodista con libreta en mano, influencer con micrófono (y filtro), fanático ofreciendo soluciones tácticas y un cuñado anónimo dispuesto a mediar gratis. Alicia, sin embargo, mostró un talento inusual para la diplomacia doméstica: pidió respeto, privacidad y que, por favor, si alguien tenía una receta infalible para los corazones rotos, la comparta por WhatsApp en vez de en vivo para no saturar la señal.

Expertos inventados y realmente necesarios (según la prensa) acudieron al llamado. La doctora Juana P. de la Rosa, especialista en “rupturas en el fútbol contemporáneo”, aseguró: “La mejor terapia es dejar que juegue. Si corre 90 minutos, olvida por 90 minutos”. Por su parte, un estadístico improvisado calculó que el 78% de los hinchas prefiere que el equipo gane la próxima fecha a que la prensa gane la próxima exclusividad.

Los comentaristas deportivos, que entre otras cosas habían aprendido a reemplazar el análisis táctico por el análisis sentimental, propusieron medidas de emergencia: cambiar al terapeuta en el entretiempo, hacer una convocatoria de hinchas con mandato sentimental y declarar un minuto de silencio (o de aplausos, depende de cuántas ventas genere la nota). Un club que se respeta ya estaría evaluando si enviar a un psicólogo, un entrenador o un influencer para equilibrar la moral colectiva.

Mientras tanto, los fanáticos, siempre creativos, ensayaron soluciones logísticas: canje de camisetas por abrazos, campaña #QueJuegueQueNoSeRompa y un crowdfunding para pagarle al hijo unas vacaciones donde no haya periodistas —se aceptan aportes en efectivo, en memes y en consejos no solicitados.

Alicia cerró como sólo una madre sabe cerrar: con una mezcla de ironía y autoridad. “Mi hijo necesita jugar, descansar y comer su ají de gallina en paz”, dijo, y acto seguido pidió que si alguien quería titular algo, mejor que titulen su receta. No sabemos si fue estrategia, cansancio o amor maternal, pero el efecto fue inmediato: la cobertura bajó 0.3% y subió el interés por recetas familiares.

Conclusión para cerrar edición: la prensa seguirá buscando titulares, los fans seguirán opinando con certificado de hincha, y la señora Peralta seguirá demostrando que en este país la última palabra la tiene la mamá. Y si la prensa insiste, capaz que Alicia lance un libro: Cómo callar a los medios con una sola frase y diez sopas de polenta.

Cita absurda (consultada y fabricada con cariño): “Si la separación fuera un penal, lo ataja mi mamá”, —statisticia anónima—. Y dato igualmente inútil: el 92% de las personas que comentan en redes cree resolver relaciones con GIFs de perritos.

Publicado en: 1 de octubre de 2025, 16:10

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